lunes, 19 de septiembre de 2016

CONTRA LAS COSAS REDONDAS, Jesús Jiménez Domínguez



Contra las cosas redondas
Jesús Jiménez Domínguez
La Bella Varsovia, 2016




           Jesús Jiménez Domínguez (Zaragoza, 1970), escritor cuyos poemas han sido recogidos en numerosas antologías y traducidos a otros idiomas. Entre sus obras destacamos Fundido en negro (Premio Hermanos Argensola, 2007) o Frecuencias (Premio Ciudad de Burgos, 2012).

           Contra las cosas redondas está compuesto por cinco partes: "Ante", "Bajo", "Cabe", "Con" y "Contra". A lo largo de todas ellas el poeta repliega toda una variedad de recursos siendo la metáfora la que da color a sus poemas. Con ella, y con el resto, Jiménez Domínguez muestra una especie de rebeldía ante las cosas redondas, la perfección, la pulcritud estética. El zaragozano hace un canto a la naturalidad de la vida, de los cuerpos, de las situaciones. Para ello sacará al lector de su zona de confort para que observe otras realidades, otros mundos que viven en uno sólo; por eso, el lector se encontrará con nuevos escenarios que siempre estuvieron a su alcance pero sus sentidos dormidos le impidieron ver.

           El paso del tiempo, el tiempo que se ha vivido, la juventud, el ayer forman un eje importante en los poemas de Contra las cosas redondas como se puede apreciar en "La máquina del tiempo", "Piñata negra" o "Parque de atracciones". En ellos el poeta nos hace ver todo lo que no vimos en su momento y nos invita a que seamos más observadores en el presente.

           Jesús Jiménez Domínguez nos dibuja un mundo con el que poder soñar y edificar nuestros deseos. Es capaz de aunar distintos puntos de vista e incluso nos atreveríamos a decir distintas realidades. El poeta sabe remover nuestro mundo interior a la perfección.



VISTA ATRÁS CUANDO MARCHÁBAMOS


Con aquellas lluvias de otoño
y este sol de invierno,
sobre la caseta del enterrador
ha brotado una segunda casa,
aunque más oscura y pequeña
y con la puerta en el techo.

Apenas él vuelve del trabajo
-la mitad del cuerpo mojado en luz
y la otra todavía en penumbra-,
la negra bufanda del humo marcha,
sombría funcionaria, a su oficina
más allá de los cipreses,
del aire helado y de la nada.


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